Nadie nace preparado para morir y muy pocas son las personas quefinalmente realizan una adecuada preparación. Somos una sociedad quevive de espaldas a la muerte por puro terror. Rehuimos hablar de ella, nos prohibimos reflexionar sobre ella y negamos por sistema suexistencia, por si, de esta manera, logramos evitarla.Asumámoslo, nacemos, crecemos, asistimos a un sinfín de sitios por compromiso a los que no queremos ir, algunos insensatos nos reproducimos y nosmorimos. Esta concepción de la muerte como un proceso natural es algoque tiene muy presente Paz Padilla, quien ha tenido que afrontar encuestión de meses la pérdida de dos personas irremplazables: su madrey el amor de su vida, Antonio.A través de la narración de susingular historia de amor, la humorista y presentadora comparte eltrabajo personal de aceptación realizado para acompañar a su marido en sus últimos días. El amor se entremezcla con el humor descarado quela caracteriza para hablar de la muerte sin tabúes, sin pelos en lalengua y sin miedo.