¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Este libro cambiará para siempre nuestro modo de entender yaprovechar las nuevas tecnologías. «¿Google nos vuelve estúpidos?» Nicholas Carr condensó así, en el título de un célebre artículo, unode los debates más importantes de nuestro tiempo: mientras disfrutamos de las bondades de la Red, ¿estamos sacrificando nuestra capacidadpara leer y pensar con profundidad? En este libro, Carr desarrolla sus argumentos para crear el más revelador análisis de las consecuenciasintelectuales y culturales de Internet publicado hasta la fecha.Nuestro cerebro, como demuestran las evidencias científicas ehistóricas, cambia en respuesta a nuestras experiencias, y latecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartirinformación puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnología de la información conlleva una éticaintelectual. Así como el libro impreso servía para centrar nuestraatención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internetfomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos deinformación de muchas fuentes. Su ética es una ética industrial, de la velocidad y la eficiencia. La Red nos está reconfigurando a su propia imagen, volviéndonos más hábiles para manejar y ojearsuperficialmente la información pero menos capaces de concentración,contemplación y reflexión. Este libro cambiará para siempre nuestromodo de entender y aprovechar las nuevas tecnologías.Reseñas:
«Absorbente y perturbador. Todos bromeamos sobrecómo Internet nos está convirtiendo, y especialmente a nuestros hijos, en cabezas de chorlito acelerados incapaces de meditacionesprofundas. No es ninguna broma, insiste Carr, y a mí me haconvencido.»
John Horgan, The Wall Street Journal «Unaréplica calmada y elocuente a aquellos que afirman que la culturadigital es inofensiva, que afirman, de hecho, que nos estamosvolviendo más listos cada minuto que pasa simplemente porque podemosconectarnos a un ordenador y dejarnos llevar por un interminablecarrusel de links.»
Julia Keller, Chicago Tribune