En los salones de la mejor sociedad brit nica, Reginald brilla con luz propia: elegante y mordaz, fr¡volo e ingenios¡simo, nadie est asalvo de sus c usticos comentarios y su af n por emitir opinionesacerca de cualquier cosa, ya sea una guerra colonial o la £ltima modaen sombreros. Las divagatorias parrafadas del dandy pueden versarsobre un paseo a caballo con una dama poco ducha en la equitaci¢n o en una celebraci¢n navide¤a en casa de unos parientes cursis.