La Semana Santa es, entre otras muchas lecturas, un universo desímbolos que se han perpetuado desde el barroco. Ninguno de suselementos está exento de simbolismo, alcanzando el nivel de misteriosen muchos de los casos, y de ahí la capacidad de atraer y atrapardesde los más jóvenes a los más eruditos, en la búsqueda de unsignificado vinculado a sentimientos tan diversos como motivadores deuna reflexión sobre la vida y la muerte. La presencia de flores yplantas, en sus distintas manifestaciones es en muchos casos más queun motivo de ornato, es una forma de lenguaje tan rico comoenigmático. Enrique Salvo y Miguel Vargas, botánicos, apasionados delarte y de la observación, vinculados desde diferentes perspectivas almundo cofrade, nos acercan a través de sus investigaciones a lainterpretación de esos mensajes que tiene como vehículo las flores, en una disciplina que han denominado Botánica Cofrade.